¿Para qué votar?
Supuestamente cada vez menos jóvenes se inscriben en los registros electorales.
Y la verdad es que es entendible.
¿Para qué inscribirse?
Si te inscribes, estás obligado a votar para siempre.
Tienes que votar aunque ningún candidato te represente.
Tu voto no decidirá la elección.
Todas esas son razones válidas. Efectivamente Chile tiene un sistema electoral antiguo, que demuestra una falta de confianza en los individuos. El sistema no confía en la capacidad o en la responsabilidad cívica de los ciudadanos. Si alguien se inscribe una vez, queda obligado a votar para siempre. Pero las elecciones tienen algo que va más allá de eso.
Las elecciones permiten a las personas sentirse parte de algo. Sentirse parte de un grupo victorioso, de una minoría creciente, de un grupo diferente. Las elecciones permiten opinar, aunque la opinión no cambie nada al final. Y además, las elecciones dan el derecho a exigir. El que vota, tiene derecho a esperar ciertas cosas del candidato. El que no vota, sigue siendo parte del país, pero sin tanto derecho a esperar algo de sus líderes.
Probablemente el primer conjunto de razones es más fuerte y por eso las inscripciones en los registros electorales no aumentan. Mientras el sistema electoral no ofrezca algo mejor de lo que ofrece actualmente, se pueden esperar pocos cambios.
Y el principal problema, es que sea cual sea el conglomerado que esté en el poder, nunca va a querer cambiar las reglas del juego que lo llevaron a esa posición de poder. Como la Concertación gana con el voto obligatorio, prefieren no cambiar el sistema. El día que la Alianza gane con el voto obligatorio, estarán felices de que ese sea el sistema utilizado, y se dedicarán a protegerlo al igual que lo ha hecho el gobierno.
¿Cuándo se puede esperar un cambio entonces?
Cuando la situación sea más crítica. Cuando se empiecen a acabar los votantes y cuando las generaciones de los no-inscritos sean la principal fuerza apolítica del país.
Y la verdad es que es entendible.
¿Para qué inscribirse?
Si te inscribes, estás obligado a votar para siempre.
Tienes que votar aunque ningún candidato te represente.
Tu voto no decidirá la elección.
Todas esas son razones válidas. Efectivamente Chile tiene un sistema electoral antiguo, que demuestra una falta de confianza en los individuos. El sistema no confía en la capacidad o en la responsabilidad cívica de los ciudadanos. Si alguien se inscribe una vez, queda obligado a votar para siempre. Pero las elecciones tienen algo que va más allá de eso.
Las elecciones permiten a las personas sentirse parte de algo. Sentirse parte de un grupo victorioso, de una minoría creciente, de un grupo diferente. Las elecciones permiten opinar, aunque la opinión no cambie nada al final. Y además, las elecciones dan el derecho a exigir. El que vota, tiene derecho a esperar ciertas cosas del candidato. El que no vota, sigue siendo parte del país, pero sin tanto derecho a esperar algo de sus líderes.
Probablemente el primer conjunto de razones es más fuerte y por eso las inscripciones en los registros electorales no aumentan. Mientras el sistema electoral no ofrezca algo mejor de lo que ofrece actualmente, se pueden esperar pocos cambios.
Y el principal problema, es que sea cual sea el conglomerado que esté en el poder, nunca va a querer cambiar las reglas del juego que lo llevaron a esa posición de poder. Como la Concertación gana con el voto obligatorio, prefieren no cambiar el sistema. El día que la Alianza gane con el voto obligatorio, estarán felices de que ese sea el sistema utilizado, y se dedicarán a protegerlo al igual que lo ha hecho el gobierno.
¿Cuándo se puede esperar un cambio entonces?
Cuando la situación sea más crítica. Cuando se empiecen a acabar los votantes y cuando las generaciones de los no-inscritos sean la principal fuerza apolítica del país.
Un escritor mexicano, Enrique Krauze, todavía se pregunta el porqué de la desazón de la juventud, de la falta de deseos por participar en la vida política de su país.
Creo que tú le podrías haber dado, con este post, la respuesta definitiva.
Una solución a la falta de identidad con una facción política podría ser el voto en blanco, si bien no se cómo sea contabilizado en Chile, o si siquiera el organismo electoral lo considere. Acá lo consideran nulo, pero al parecer hay un movimiento ciudadano, como el Ciudadanos en blanco de España, que quiere promover el voto en blanco como una alternativa real para externar la disconformidad con la política, y exigir que se respete la voluntad de los ciudadano acerca de que ningún candidato satisface sus expectativas.
Posted by
fenririel |
3:59 p. m.
Estoy de acuerdo en lo que dices sobre el voto en blanco. Un alto porcentaje de votos en blanco definitivamente significa algo. La lejanía con la política puede producir grandes problemas. Si a las personas no les importa en absoluto quien las gobierna, probablemente tampoco les interesará de que forma los gobiernen, o qué hagan los que están en el gobierno.
Posted by
Elecciones |
7:04 p. m.
Por lo que dices parece que nadie (los políticos) en Chile tiene la intención de cambiar el sistema electoral, el cual más que anticuado, es anacrónico, ya que el hecho de obligar a votar no tiene mucho sentido hoy en día.
Se supone que ejercer el voto es un derecho, no una obligación.
Quizá de ahí el poco interés por cambiar el sistema, y la poco credibilidad que despiertan los politicos entre la ciudadania.
La verdad, por triste que sea, es que no nos extraña.
Posted by
El Cardenal |
6:53 a. m.
PD. Me contó un amigo que en Ucrania, un tanto velado por la trifulca política entre Yanukovich y Yuschenko, quedó un significativo 10% de votos blancos (tachados en la opción "Ninguno").
Saludos.
Posted by
fenririel |
12:08 p. m.